El sistema de pensiones en España, se caracteriza por el hecho de que, lo que cada uno cotiza, no capitaliza su futura pensión, sino que va directamente a pagar las pensiones de los pensionistas del momento. Da por sentado que a los cotizantes de hoy les pagaran sus pensiones, cuando sean pensionistas, los cotizantes de mañana.
No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que mientras se generen más cotizantes que pensionistas el sistema se sostendrá, pero por muy bien que vayan las cosas, aún en el mejor de los casos, cuantos más cotizantes tengamos, más pensionistas generaremos en el futuro, por lo que la base de cotizantes necesarios para mantener el sistema tiende al infinito, algo que, a todas luces, no resulta factible.
Ya sólo por esto resulta evidente que el sistema actual no es viable, pero el caso es que la cosa económica ahora no va muy bien, y que además el número de cotizantes disminuye justo cuando se va incrementando el número de pensionistas, al acceder a la jubilación los miembros de la generación de la explosión de natalidad de mediados del siglo pasado. En resumen el ratio cotizantes/pensionistas se reduce y no se genera dinero suficiente de los cotizantes para pagar a los pensionistas, y por ello trabajaras hasta morir… si tienes suerte.
Para obtener sólo conclusiones intuitivas, he realizado una simulación partiendo de datos estadísticos de hace casi 10 años y también de unas premisas optimistas ante una realidad que era mucho peor entonces y mucho peor hoy:
1.- No contemplo una situación de déficit al inicio del período.
2.- Doy por supuesto que todo el mundo trabaja de los 18 a los 65 ó 70 años.
3.- Concentro la mortalidad en los pensionistas; no muere ningún cotizante.
Pero aun así la simulación representa la tendencia del sistema con fidelidad y, sobre todo, pone en evidencia cómo influyen las variaciones en sus distintos factores.
Inicio la simulación suponiendo unas cuentas equilibradas, con la actual distribución de la población por edades en España y en base a información publicada por el INE y unas optimistas premisas:
SALARIO MEDIO 2013 (DATOS INE) = 24.000 €
PENSIÓN MEDIA 2013 (DATOS INE) = 12.000 €
INC.ANUAL DE SALARIOS Y PENSIONES = 1,00%
COTIZACION MEDIA (DATOS INE) = 28,00%
% POBLACIÓN ACTIVA EFECTIVA = 100,00%
EMPLEO = 100,00%
TASA DE NATALIDAD BRUTA EN 2013 (HIJOS AÑO POR 1000 H.) (DATOS INE) = 9,7
TASA DE MORTALIDAD 2013: 0,86% (DATOS INE) = 400.000
JUBILACIÓN A LOS 65 ó a los 70 = 70
POBLACIÓN (DATOS INE) = 46.727.891
POBLACIÓN ACTIVA POSIBLE DE 18 A 70 AÑOS (DATOS INE) = 32.736.710
POBLACIÓN ACTIVA EFECTIVA = 32.736.710
PENSIONISTAS = 5.964.763
COTIZANTES POR PENSIONISTA = 5,49
El resultado de la proyección teniendo en cuenta que todas las personas entre 18 y 70 años trabajan, sin paro, jubilándose a los 70 años y concentrando la mortalidad sólo en pensionistas, nos daría un superávit decreciente hasta el 2042, para a partir de dicho año entrar en un período de déficit hasta el 2072 en que se volvería al superávit al compensarse el número de pensionistas con el número de cotizantes. En conjunto las cuentas saldrían compensadas si se reservase superávit para los períodos de déficit.
Ya se vislumbra en este supuesto, el más favorable posible, tan favorable que es imposible, el principal defecto de nuestro sistema, que es el hecho de ser tributario de los vaivenes de las tasas de incorporación a la masa laboral, cotizantes, respecto de la tasa de incorporación a la masa de pensionistas.
Pero la realidad es muy distinta, la situación hoy es más parecida a esta:
SALARIO MEDIO 2013 = 24.000 €
PENSIÓN MEDIA 2013 = 12.000 €
INC.ANUAL DE SALARIOS Y PENSIONES = 1,00%
COTIZACION MEDIA = 28,00%
% POBLACIÓN ACTIVA EFECTIVA = 71,00%
EMPLEO = 75,00%
TASA DE NATALIDAD BRUTA EN 2013 (HIJOS AÑO POR 1000 H.) = 9,7
TASA DE MORTALIDAD 2013: 0,86% = 400.000
JUBILACIÓN A LOS 65 ó a los 70 = 65
POBLACIÓN = 46.727.891
POBLACIÓN ACTIVA POSIBLE = 30.566.411
POBLACIÓN ACTIVA EFECTIVA = 16.276.614
PENSIONISTAS = 8.233.657
COTIZANTES POR PENSIONISTA = 1,98
Haciendo la simulación con criterios más realistas, descubrimos que al pasar a un escenario como el que vivimos en la actualidad, el nº de cotizantes por pensionista pasa de 5,49 a 1,98; un descenso dramático y no asumible que, suponiendo que partiésemos de una situación equilibrada, generaría déficit a partir del 2018, déficit que en el 2075 podría acumular 6,8 BILLONES de €, billones de los de verdad, de los de aquí, no millardos.
En el archivo de excel adjunto CALCULO PENSIONES ADJ. pueden hacerse las simulaciones que se deseen
!Hay que hacer algo¡
Pero la lista de soluciones para evitar el déficit no es especialmente imaginativa:
A.- Aumentar los ingresos.
B.- Pagar menos.
o una combinación de ambas.
A.- Aumentar los ingresos:
Incremento de cotizaciones:
Se puede conseguir aumentando las cotizaciones, pero España es uno de los países que las tiene más altas y no creo que haga mucha falta disertar sobre los demoledores efectos que tendría aumentarlas para las empresas. Además pasarlas del actual 28% a un altísimo 35% sólo retrasaría unos años la quiebra del sistema.
Incremento del nº de cotizantes:
Ya hemos visto que más cotizantes significa en el futuro más pensionistas, por lo que el incremento del nº de cotizantes sólo desplaza el déficit y el problema en el tiempo.
B.- Pagar menos:
Conceptualmente, pagar menos puede ser una solución, pero en la práctica comportará problemas sociales importantes y no será asumible para una gran mayoría a la que se condenará a la miseria.
Maneras de pagar menos son:
Bajar las pensiones:
Bajándolas un 50% se equilibraría el sistema, pero si la pensión media actual de 12.000.-€ la bajamos a 6.000.-€, ¿De qué van a vivir los pensionistas?
Pagar más tarde:
Retrasar la edad de jubilación no soluciona gran cosa. Pasar la jubilación de los 65 a los 70 años sólo retrasa unos años, pocos, menos de 10, la aparición del déficit.
Reducir el número de pensionistas:
Incluso contando con la inestimable ayuda del más eficiente genocida, un incremento del 100% en la mortalidad apenas reduciría el déficit. Otra manera menos cruenta de reducir el número de pensionistas es aprobar una ley que, por el motivo que sea, excluya a un determinado grupo de pensionistas del cobro de pensiones. En cualquier caso la reducción en el número de pensionistas ha de ser necesariamente muy alta para que cuadren las cuentas, y condenar pensionistas a la miseria no será socialmente aceptable y seguirá persistiendo el problema de fondo del sistema que es vivir al albur de las cíclicas variaciones en el número relativo de cotizantes y pensionistas.
Ya vemos que para este sistema una solución propiamente dicha no existe. Podemos hablar de parches, apaños, arreglos y chapuzas varias para ir trampeando la situación, pero no hay opciones reales de arreglo.
Lo sorprendente es que se han reunido sesudos equipos de expertos para proponer soluciones y más allá de constatar que el sistema no es viable, no han sido capaces de proponer otra solución que la de pagar menos, solución que ya lleva cierto tiempo aplicándose, modificando los sistemas de cálculo de las pensiones, exigiendo mayores períodos de cotización al tiempo que se computan las cotizaciones de períodos más largos.
En suma, la única “solución” que se contempla no puede ser mas simple y prosaica; no hay suficiente dinero, no se paga.
¿Cómo se instrumentará este no pagar? Podría ser de forma proporcional a la pensión de cada pensionista, o podría ser con una reducción lineal, o reduciendo la pensión de los pensionistas a partir de un cierto nivel, o…. a saber, aunque no hay mucho donde elegir.
Pero conociendo las maneras de nuestra Administración y nuestro dirigentes, lo más probable es que, tal como insinuaba más arriba, se presenten con alguna ley que en su exposición de motivos recogerá todas las explicaciones y lógicas posibles para justificarse, en la que se establecerá la sustitución de la percepción de la pensión por alguna condición objetiva del ya “nopensionista”. Previsiblemente se aplicarán normas del estilo:
– Reducción o desaparición del derecho a percibir pensión según el valor de la vivienda habitual.
– Reducción o desaparición del derecho a percibir pensión si se es propietario de más de un inmueble.
– Reducción o desaparición del derecho a percibir pensión según el capital acumulado en un fondo de pensiones privado.
– Reducción o desaparición del derecho a percibir pensión según los ahorros de que disponga.
– Etc. las posibilidades son variadas.
!Y que nadie se llame a engaño¡ No estamos hablando de política ficción, porque normas que van en esta línea se han aplicado siempre, como no otorgar determinados servicios para los que se ha cotizado en función de la renta, o entender como un ingreso determinadas situaciones patrimoniales. Tampoco se puede olvidar que estamos ante un tipo de gestores que vieron con la mayor tranquilidad el expolio de los depósitos de particulares en Chipre, unos gestores que se jactan de que las cuentas del Estado se van arreglando pero que obvian reconocer que esto es a costa de los ciudadanos. El Estado va mejor, pero se ha conseguido a base de detraer de los ciudadanos, que van peor.
De hecho ya se recomienda por la Administración sin ningún tipo de rubor que todo el que pueda se haga su fondo de pensiones, porque el dinero no va a llegar para todos, aunque esta misma Administración orquesta alrededor de los mismo una normativa restrictiva.
¿Qué se podía haber hecho?
La respuesta es sencilla, cosa distinta es que fuera del todo posible, y ahora seguro no lo es.
Se debía haber intentado capitalizar el sistema y a partir de aquel momento pasar a un sistema de capitalización individual en el que cada uno capitalice su propia pensión y no la de sus ascendientes.
Si esta capitalización era posible en su totalidad se escapa a mi conocimiento, pero ciertamente, era factible capitalizar una parte sustancial en los años del “España va bien” o de la “Champions league de la economía“. Porque no podemos de dejar de preguntarnos: ¿Como nos verían los tan nombrados “Mercados” si el déficit se hubiera dedicado a capitalizar las pensiones en lugar de haberlo destinado a gasto corriente, fastos, trenes de lujo y autopistas infrautilizadas, concesión de derechos y prebendas, “cheques”, etc. Pero las políticas seguidas fueron de las que se ven enseguida y compran reelecciones; y puestos a elegir, “el que venga detrás ya se lo encontrará”.
¿Y ahora qué se podría hacer?
Ahora hay poco margen de actuación, pero pese a ello, se requiere una decisión política seria y consistente de cubrir el déficit de capital destinado a pensiones detrayéndolo de otras partidas, lo que en teoría es factible, pero en la práctica ya hemos podido comprobar lo fácil que les resulta detraer de enseñanza y sanidad, y lo difícil que resulta reducir cualquier órgano administrativo del Estado donde medran los afines.
Sin esta decisión política de hacer lo que conviene al ciudadano, en lugar de lo que conviene al partido, el camino que se anuncia es el de que poco o nada se va a solucionar, poco o nada se va a cobrar.
Pero ya puestos, decididos a aportar una mayor nota de pesimismo sobre la cuestión, hay que resaltar que incluso cobrando las actuales pensiones sin problemas, éstas no dan para gran cosa. Son muchos los que aspiran a mantener determinados estándares de vida hasta su fallecimiento pero, incluso la mejor pensión, no da para mucho más que ir tirando, por lo que, a menos que se haya podido acumular un importante patrimonio a lo largo de la vida profesional, la única forma de mantener el deseado nivel de vida es trabajar hasta el último momento. Algo de cierto hay en el refrán “La buena vida es cara. Hay vidas mas baratas, pero no son vida“.
A los que esta situación alcanza con cierta edad, los encuentra con el pie cambiado, les ha cambiado las reglas al final de la partida, y aquello que no se ha hecho hasta ahora, difícilmente podrá hacerse en unos pocos años venideros por lo que, quien pueda, deberá seguir trabajando hasta el fin de sus días si quiere que estos días de vida sean del nivel deseado.
A los más jóvenes, a los que todavía han de incorporarse al mundo laboral, o acaban de incorporarse a él, les esperan unos tiempos difíciles, pero también llenos de grandes retos y posibilidades. Jugarán conociendo las reglas, sabiendo a que atenerse, y por ello podrán organizar su vida, su carrera profesional, y su jubilación en base a esta nueva realidad, sin depender de un Estado que cada vez está más lejos de la protección del ciudadano.
Con todo, tanto los que vayan a pasar a la situación de pensionistas en los próximos años, como los que se incorporan ahora al mundo laboral, deben planificar ya cómo van a constituir sus reservas para un futuro incierto, y lo más probable es que no les quede otro remedio que trabajar hasta el día de su muerte…si tienen suerte.