Básicamente, la prima de un contrato de seguro es el coste del siniestro de unos, repartido entre todos los asegurados frente aquel riesgo por un asegurador.
Por ejemplo:
Imaginemos que estadísticamente está establecido que el riesgo anual de que un conductor tenga un accidente es del 10%, con un coste promedio por siniestro de 200.-€
Una compañía aseguradora que tuviera asegurados a 10 conductores, en base a los datos estadísticos disponibles podría esperar que un 10% de ellos tuviera un siniestro, lo que supondría que 1 de sus asegurados tendrían un accidente con un coste global de 200.-€.
La compañía repartiría este coste previstos de 200.-€ entre los 10 conductores, lo que daría lugar a una prima de 20.-€ por conductor, a los que habría que añadir los costes de gestión y el margen que quiera obtener el asegurador.
Resulta evidente para cualquiera que, si el asegurador tuviera un solo asegurado, este reparto del riesgo ya no sería posible.
En el riesgo de impago para el caso de la financiación ocurre algo muy parecido.